Alberto García
- On 17 junio, 2015
- 0 Comments
“Cuando eltano llegó a casa yo no sabía que empezaría un juego hecho a mi medida en ese mismo instante. José Luís, con sus maneras tranquilas, su vestuario atemporal, o incluso anacrónico, presentó de manera natural y algo misteriosa las normas (ninguna) y el tablero (Barcelona). A partir de entonces, cada día representaba algo nuevo, una posibilidad de. Luego las expectativas se superaban, complementaban, redimensionaban hasta culminar un proceso lúdico durante el que uno se ha parado un momento y se ha contemplado desde afuera. La vida sigue, todo continúa. Pero yo ya nunca seré el mismo tras conocer al eltano.”