Taríkk el hijo de Faruk y Scheraz
- On 6 agosto, 2012
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En uno de mis múltiples viajes a Oriente; me encontraba en el recodo de un polvoriento camino, bebiendo agua de mi cantimplora. De pronto, apareció una figura que un principio me pareció un espejismo producido por el salvaje calor. Era un berebere que iba caminando hacia atrás. Sin salir de mi asombro le pregunté hacia dónde iba de esa manera tan extraña. Sin siquiera inmutarse, me respondió que iba hacia sus orígenes y por eso caminaba hacía atrás. Por un impulso loco, seguro producido por las altas temperaturas, decidí acompañarlo en esta poco convencional travesía. El berebere aceptó. El camino fue duro y hasta doloroso ya que ir hacia atrás no es fácil. Nos caímos varias veces pero finalmente, luego de dos días, llegamos al origen: su familia.
Sus padres y hermanos tejían unas maravillosas alfombras, desde el más pequeño hasta el mayor de la familia tenía una función en el hilado y el tejido, aunque a simple vista no fuese así. Mientras iban tejiendo; algunos de ellos cantaban y danzaban como lo habían hecho desde el inicio de los tiempos.
Luego de varios días terminaron una exquisita alfombra que obsequiaron a mi compañero berebere; quien durante todo este tiempo sólo había estado observando con inmenso respeto. Finalmente se despidió cariñosamente de cada uno de ellos y les dijo cuanto los quería y los extrañaba. Finalmente empezó a caminar hacia adelante.
Caminamos juntos y en silencio hasta llegar al mismo punto donde nos encontramos y antes de despedirse me explicó que los de su tribu, en algún momento de sus vidas, tenían que realizar este difícil recorrido hacia sus orígenes para recordar quiénes eran. Sólo de esta manera podían seguir caminando con más seguridad hacia adelante. Mientras me contaba esto fueron aparecieron cientos de jinetes armados hasta los dientes, uno de ellos se arrodilló ante mi acompañante y le entrego un brioso corcel y una reluciente cimitarra.
Le pregunté si era el jefe de aquellos bravos y temibles guerreros y me dijo, antes de perderse entre las dunas, que él simplemente era Taríkk hijo de Faruk y Sheraz, antiguos tejedores de alfombras.
Texto original de José Luis Infante
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