
En vez de irme lejos, me voy cerca y mucho
- On 24 mayo, 2017
- 0 Comments
¿Nos hacemos un Wanderlust sin salir de la ciudad? La pulsión o pasión por conocer lugares nuevos y lejanos es una constante en la mayoría de nosotros. Sin embargo perdernos con pasión en las calles que transitamos a diario, vagar a placer por nuestra ciudad, ir a la deriva por nuestro barrio explorando lo cotidiano es ir a contracorriente y requiere un abandono premeditado de ciertos convencionalismos.
En vez de irme lejos, me voy cerca y mucho
Cada vez que podemos nos regalamos un viaje para “desconectar”. Mientras más lejos mejor. Pero regalarnos un espacio personal diario para pasear sin prisa, experimentando lo cotidiano a través de nuestros pasos suena extraño y en algunos casos desconcertante. Es “old fashion”, inútil e improductivo. Exacto. De eso de trata. De perder el tiempo caminando sin rumbo para desconectar, de volver a un ritmo más orgánico, a una dimensión más humana, cercana e íntima. Además caminar sin rumbo por nuestro barrio nos permite acceder de nuevo a la sabiduría popular, la de nuestra comunidad.
La Sabiduría de nuestro barrio
Vivo en Barcelona, una ciudad que sólo se puede entender caminándola. Cuenta con 1, 367 kms. de calles donde conviven más de 116 nacionalidades. Es una ciudad muy dinámica y en constante transformación. Donde los mapas se vuelven obsoletos rápidamente. La realidad cambiante, la memoria y el conocimiento colectivo sólo se encuentran en la calle. Experimentar la calle reduce el mundo a una escala más humana. Desde esta perspectiva y a través del diálogo con nuestros vecinos, el barrio vuelve a ser un ágora de pensamiento crítico, un lugar de encuentro, de juego, de expresión genuina y fuente de información compartida.
No subas el Himalaya sino conoces el nombre de tus vecinos
Hoy en día tenemos la suerte de poder conocer otras culturas y paisajes. Sin embargo como parte de nuestro plan de dar la vuelta al mundo deberíamos incluir un pequeño viaje al interior de nuestro barrio, seguro descubriremos una biodiversidad sorprendente, rincones nuevos y personajes fantásticos. Basta con salir a la calle y caminar.