
La experiencia de caminar descalzo en Sants-Barcelona
- On 24 marzo, 2016
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No estoy en contacto con la superficie por donde camino. El frío, el calor, la lluvia y la densidad del asfalto o de la tierra, el barro o la arena es algo que mis pies por lo general desconocen. Me calzo para proteger mis pies de la intemperie y los peligros. Los protejo pero también los aislo del exterior.
¿Quién decide cuándo es el momento de caminar descalzo? ¿Dónde está permitido que mis pies respiren sin ataduras?
El contexto es la clave cuando el clima y ciertos peligros dejan de ser un impedimento.
Dentro de la ciudad. ¿Puedo caminar descalzo?
Como caminante urbano no tengo respuesta práctica. Mis pies recorren las calles siempre calzados. Es más tiendo a esconderlos, sobre todo porque tengo los pies muy maltratados por operaciones, quemaduras y torceduras diversas.
Así que decidí salir de exploración urbana con alguien que camina y corre descalzo como filosofía de vida: Jordi Vizcaíno.
La experiencia: Quedo con Jordi en Sants, mi barrio. Nos sentamos en una banca y nos descalzamos. Me da un poco de impresión sentir mis pies apoyados en el suelo. Ese día no hace frío, así que eso no es problema.
Nos paramos y empezamos a andar primero por los alrededores del Parque de la España Industrial. Subimos y bajamos escaleras. Saltamos. Voy mirando siempre por donde camino, no vaya a ser que me clave algo. Jordi me comenta que si uno quiere adoptar la filosofía de ir descalzo debe hacerlo progresivamente para que las plantas de los pies se vayan adaptando poco a poco. También es importante a que nos acostumbremos a apoyar el pie de manera natural ya que casi nunca lo hacemos. Sobre todo las mujeres que usan tacones frecuentemente.
Victoria Beckhman ya no puede llevar tacones: Hace poco saltó la noticia de que varias actrices que en algunos casos usaban tacones hasta 18 horas al día, han tenido que dejarlos por prescripción médica: “Según los especialistas, el tacón alto provoca que el peso corporal se desplace hacia adelante y los apoyos del cuerpo se modifiquen. Esto obliga a una corrección de la postura corporal que implica cambios en las articulaciones que pueden desembocar en molestias en las rodillas, la espalda y los pies, como la inflamación del metatarso. Pero no es sólo una cuestión de altura del tacón, sino que estas lesiones están también relacionadas con la estrechez del zapato. La presión en la parte delantera aumenta y puede producir juanetes o dedos superpuestos”. La Vanguardia (26 de febrero)
Lo que duele es cuando se te clavan en los pies las miradas de sorpresa: Una vez que me siento más cómodo y habiendo superado mis primeros miedos y aprensiones decidimos salir a caminar descalzos por la Carretera de Sants. Debo reconocer que aquí la dificultad no es tanto física como emocional. Las miradas de las personas que nos cruzamos se clavan en nuestros pies. Hay sorpresa, risas, extrañeza y desconcierto. Me siento un poco cohibido. La tranquilidad de Jordi me ayuda a supera esta barrera interna de vergüenza. El acto de caminar descalzo en la ciudad es rupturista. Es una acción descontextualizada que rompe con el espacio visual habitual.
Esta experiencia me hace reflexionar sobre los convencionalismos y la educación. Si tenemos claro el tema de la seguridad y la higiene para poder caminar descalzos. ¿Qué nos impide poder hacerlo? La imagen y la moda. Aquello que nos venden como correcto. Jordi me comenta que casi siempre se reduce todo a la estética, a esa idea de que ir descalzo es de tirado, de sucio. La filosofía de Jordi es la del respeto. Tiene claro su punto de vista, te lo explica claramente y siempre lleva calzado por si en algún lugar es necesario usarlo.
La filosofía y el proyecto de Jordi Vizcaíno: «Desde que en 2009 Christopher McDougall publicara su libro “Born to run” (Nacidos para correr), el número de personas que se han ido sumando al movimiento barefoot o minimalista ha crecido de manera asombrosa. A pesar de chocar con una sociedad cada vez más tecnológica, el paso atrás que propone esta nueva corriente, se ha convertido sin lugar a dudas, en la revolución deportiva más importante de los últimos años. Durante este período de tiempo, el cambio al minimalismo se ha ido alimentando, casi en exclusiva, de los estudios biomecánicos del profesor Daniel E. Lieberman que aparecen en el libro y de las experiencias, algunas de ellas un tanto traumáticas, de aquellos que acabaron de leerlo convencidos de que se les había abierto ante sí un mundo nuevo. Es posible que los relatos de los que llegaron al minimalismo por el camino del ensayo y el error haya animado a algún intrépido a dar el paso, pero seguramente, también habrá generado dudas y recelos a otras tantas personas que ven en el proceso un cierto grado de peligro. Desde que cerré el libro por primera vez en 2010, he dedicado todos mis esfuerzos y conocimientos a ordenar la información que hasta entonces había y la que se ha creado hasta ahora, introduciendo aspectos importantes sobre el funcionamiento del cuerpo y del entrenamiento, añadiendo mi experiencia personal como corredor y mi experiencia profesional como educador y entrenador, hasta encontrar una metodología que permita explicar de manera clara y ordenada todo lo relacionado con el minimalismo. Feetness es un proyecto de divulgación creado con el ánimo de ofrecer a los amantes del running una visión completa y rigurosa del minimalismo».
El movimiento Barefoot o minimalista: «Barefoot es un término inglés que significa descalzo. Y consiste precisamente en esto, se trata de correr sin el soporte artificial de las zapatillas tradicionales, para dejar al pie y a las articulaciones que efectúen su movimiento natural. Los defensores del Barefoot argumentan que estas zapatillas no hacen sino modificar la forma en la que corremos y andamos, alterando la postura del cuerpo al correr, y haciendo trabajar de forma poco eficiente a músculos y articulaciones. Hasta hace relativamente pocos años, el hombre corría, andaba y vivía sin amortiguaciones, ni sistemas de soportes. La introducción de estas barreras protectoras hizo a nuestro cuerpo vago: puesto que ahora era capaz de soportar mayores impactos, dejó de preocuparse de cual era la manera más efectiva de correr». (www.landher.net)